Retrato
de un compañero (Susana Quintero)
Por: Fernando Chelle
Supuse
que venía de la guerra, huyendo de la guerra. No solo porque por esta época
llegan de otros lugares, sino porque su propio aspecto era su carta de
presentación. Era alta, blanca, de ojos claros, esos rasgos foráneos indicaban claramente que no era una
descendiente de los antiguos Barí, eso era seguro. Cuando la escuché hablar
corroboré que se trataba de una extranjera, pero no de la vieja Europa, ni de
Norteamérica, era una venezolana de pura cepa. Me recordó a Diego, un uruguayo
hijo de padres japoneses. Uno lo miraba y era un típico japonés, pero cuando
abría la boca y hablaba uno quedaba completamente descolocado, hablaba como
cualquiera de nosotros. Eso mismo, esa voz en un envase distinto era Susana.
Una mujer con una sensibilidad artística extraordinaria, que pasa sus días,
entre exposiciones artísticas en un museo que dirige y la biblioteca pública,
donde tanto lee un libro, conversa con Julio (el director), como teje crochet.
La conocí, recuerdo, en junio de 2016.
# PUENTEMIAU
Narraciones breves del laboratorio literario debajo del puente
GATO MALTRECHO EDITORIAL
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