Presentación de los poemas que forman parte de la antología poética chamote
La editorial argentina Punto de Encuentro, acaba de publicar la antología
poética, “Chamote”.
Sinopsis (editorial)
Buscamos que este compilado reúna un coro lo más amplio posible de
registros poéticos, escritos originalmente en español en su mayoría, pero cada
uno con su particularidad, su inflexión, su color local. A estos distintos tonos
también se le han sumado autores que, lejos de olvidar sus raíces, retoman sus voces
originarias y escriben en su propia lengua.
Poemas en aymara, mapudungun, tz' utujil y tsotsil con sus respectivas traducciones
no solo amplían el espectro sino que además aportan la cosmovisión que palpita
en su escritura.
Así, a lo largo de más de un año, fuimos recogiendo poemas de todos los
países de nuestra América, tratando de lograr un producto final lo más
multicolor posible.
Quisimos generar de las diferentes arcillas de las que provenimos una
amalgama nueva.
Un chamote con el que producir una obra en la que nos entremezclemos
muchísimas tierras de esta misma tierra.
Las siguientes son
las poesías que forman parte de la amalgama de voces poéticas de nuestra
América
Recuérdame
De romántico a trágico
imposibilitado el amor
se levanta el muro.
Calla el exterior para dar paso
a dos balas en direcciones distintas
que se rozaron.
El tiempo no ha mudado su costumbre
dejando nuevos colores
no siempre vivos
y algunas veces
inesperados.
Entonces, nosotros, los de entonces
ya no somos los mismos.
Y bien, quedémonos con la flor
la espina no, la flor
porque hubo flor.
Mieles de luna
Dónde, mi hechicera bohemia, andan
tus pasos
tus ojos de fuego, tus manos de
tierra.
Acaso arrastrarías tu manto de
estrellas
por las estrechas calles de esta
noche sin luna.
Ven a poblar mi soledad de árbol
mi ausencia sin canciones
mis poemas febriles
como viudas sin dote.
No dudaría en arrebatar tus labios de
sangre
derramarme en la miel de tu vientre,
y guardar mis nervios, dagas que me
atraviesan
en el cofre blanco que se esconde
en las lunas de tu pecho.
Fernando Chelle