El poemario, Mi norte es poesía, es un completo
recorrido lírico, pero también narrativo, por la geografía nortesantandereana y
por los orígenes y características de los diferentes municipios. Allí se
exaltan elementos de la naturaleza, del paisaje y de las costumbres de cada
lugar que se va refiriendo. Hay una clara tendencia por parte del poeta a
idealizar esos elementos, porque indudablemente es una poesía nacida desde los
afectos, la identificación y la gratitud del escritor con una región que lo
supo adoptar como a un hijo más y donde se ha realizado como persona.
Esto nos lleva a
identificar, a la hora de la lectura, dos planos que corresponden a dimensiones
diferentes, la del autor del libro y la de la voz lírica, que en este caso
parecen coincidir plenamente. Es un libro con una unidad temática muy clara,
que está muy bien logrado y que presenta elementos que bien podrían ser
utilizados desde algunos ámbitos académicos regionales como didácticos. Esto,
que indudablemente es un valor positivo e intrínseco de la obra, me sugiere,
por otra parte, que la recepción de la misma, indudablemente no va ser igual
para un habitante de esta región del mundo, que para un ciudadano que sienta
como ajenos todos los elementos que la poesía de esta obra trabaja. Por más que
sea cierto, que contando lo particular se cuenta lo general y que basta contar
sobre tu aldea para contar el mundo, estoy seguro que el libro de Over, le
resultará más disfrutable a un ocañero, cucuteño o pamplonés que a un austríaco,
ruso o japonés. Pero bueno, seguramente los lectores en los que pensó Over no
fueron estos últimos y se podría decir que la obra cumple cabalmente el
objetivo que se propuso el poeta.
Fernando Chelle
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