lunes, 7 de noviembre de 2016

El no va más de la China


(Narración con dichos y refranes)
Por: Fernando Chelle

La vio venir de lejos cuando estaba amargueando a la sombra del paraíso. Quieto como rulo e’ estatua, dejo que viniera como avispa por la vara. Ya en el lugar, la china se sentó en el cráneo de vaca que estaba libre junto al fogón improvisado, y le echó una mirada que era un cuchillo de punta.
–Me va a colgar la galleta o qué– dijo Rosendo de forma inquisidora.    
–Rosendo, Rosendo –contestó la China– usted sale con sus amigos a la pulpería del pueblo, habla de mí, y pretende que yo no me entere. Pero no, usted se puede creer un hombre de pelo en pecho, alguien que se lleva el mundo por delante, pero sabe que, usted es un gaucho bruto, mal hablado y mal agradecido. Así que yo soy más fiera que susto de medianoche eh, conteste, no se quede ahí como pollo mojado, quietito como cuzco en bote, como si no hubiera pasado nada.
Rosendo permaneció callado por un momento y cuando quiso hablar tartamudeó.
–Ve Rosendo, ve que no sabe qué decir –dijo la China enfurecida– ahora qué, va a empezar con el ge ge pa’ decir Gregorio. O usted cree que yo no sé, que por la plata baila el mono. Que usted está conmigo porque está seco como parto e’ gallina, más pelado que culo e´ mono. Pero no gauchito bruto, hasta aquí llegó mi amor. Y se lo digo así, tranquila como agua e´ pozo y cortito como patada e’ chancho, pa’ que lo entienda. Así que el señor se burla con sus amigos, diciendo que todo bicho que camina va a parar al asador. Pues sepa que este bicho se cansó gauchito.
La China se paró del cráneo, hizo sonar el mate en los labios, se lo devolvió a Rosendo, que permanecía quieto como ojo e’ vidrio, y se alejó del paraíso sin mirar atrás.
Ahí tiene por bobeta, pensó Rosendo para sí. Querías la chancha y los cuatro riales y mírate ahora, desorientado como caballo en azotea y más solo que el uno.
No supo si salir tras la China, apurado como rengo en tiroteo o si echarse para atrás como gorda con calor y esperar a que el tiempo pasara. Mientras miraba como la China se alejaba, se cebó otro mate y con la bombilla entre los labios se dijo,
–Y bueno, ¿qué le vamos a hacer? así es la vida, Dios le da pan al que no tiene dientes.

# PUENTEMIAU
Narraciones breves del laboratorio literario debajo del puente
GATO MALTRECHO EDITORIAL

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