(Narración
con dichos y refranes)
Por: Fernando Chelle
La vio venir de lejos cuando
estaba amargueando a la sombra del paraíso. Quieto como rulo e’ estatua, dejo que viniera como avispa por la vara. Ya en el
lugar, la china se sentó en el cráneo de vaca que estaba libre junto al fogón
improvisado, y le echó una mirada que era un cuchillo de punta.
–Me va a colgar la galleta o qué– dijo Rosendo
de forma inquisidora.
–Rosendo, Rosendo –contestó la
China– usted sale con sus amigos a la pulpería del pueblo, habla de mí, y
pretende que yo no me entere. Pero no, usted se puede creer un hombre de pelo
en pecho, alguien que se lleva el mundo
por delante, pero sabe que, usted es un gaucho bruto, mal hablado y mal
agradecido. Así que yo soy más fiera
que susto de medianoche eh, conteste, no se quede ahí como pollo mojado, quietito como cuzco en bote, como si no hubiera pasado nada.
Rosendo permaneció callado por
un momento y cuando quiso hablar tartamudeó.
–Ve Rosendo, ve que no sabe
qué decir –dijo la China enfurecida– ahora qué, va a empezar con el ge ge pa’ decir Gregorio. O usted cree
que yo no sé, que por la plata baila el
mono. Que usted está conmigo porque está seco como parto e’ gallina, más pelado que culo e´ mono. Pero no gauchito bruto, hasta aquí
llegó mi amor. Y se lo digo así, tranquila
como agua e´ pozo y cortito como
patada e’ chancho, pa’ que lo entienda. Así que el señor se burla con
sus amigos, diciendo que todo bicho que
camina va a parar al asador. Pues sepa que este bicho se cansó gauchito.
La China se paró del cráneo,
hizo sonar el mate en los labios, se lo devolvió a Rosendo, que permanecía quieto como ojo e’ vidrio, y se alejó
del paraíso sin mirar atrás.
Ahí tiene por bobeta, pensó
Rosendo para sí. Querías la chancha y
los cuatro riales y mírate ahora, desorientado como caballo en azotea y más solo que el uno.
No supo si salir tras la
China, apurado como rengo en tiroteo
o si echarse para atrás como gorda con
calor y esperar a que el tiempo pasara. Mientras miraba como la China se
alejaba, se cebó otro mate y con la bombilla entre los labios se dijo,
–Y bueno, ¿qué le vamos a
hacer? así es la vida, Dios le da pan
al que no tiene dientes.
# PUENTEMIAU
Narraciones breves del laboratorio literario debajo del puente
GATO MALTRECHO EDITORIAL
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