Presentación del poemario "Cuerpo vivo que va cantando y otros poemas" (2021), en el programa "Sentados en la palabra" de la Biblioteca Pública Jorge Gaitán Durán y Eduardo Cote Lamus, de la ciudad de Pamplona (Norte de Santander). Domingo 30 de mayo 4:00 p.m.
lunes, 31 de mayo de 2021
Presentación del poemario “Cuerpo vivo que va cantando y otros poemas” (2021), en el programa “Sentados en la palabra” de la Biblioteca Pública Jorge Gaitán Durán y Eduardo Cote Lamus
jueves, 27 de mayo de 2021
Poesía: El tiempo es el ahora
Poema tomado del libro Cuerpo vivo que va cantando y otros poemas)
El tiempo es el ahora
Este es el tiempo de mi poesía
voz de todos los tiempos que me habitan
y a su vez
palabra cómplice de todos mis hermanos.
A lo lejos, suena dulce una guitarra
y me trae el recuerdo de ese oboe
verde como pradera
como el silencio de los campos.
Este es el tiempo de Homero y también
el de Bécquer
porque el himno gigante y extraño
siempre es presente
ya que todas las voces se vuelven un
ahora.
Fernando Chelle
·
Editorial: PALABRA ESCRITA; 1 edición (11 de marzo de 2021)
· ISBN-13: 979-8720612207 (EEUU)
· ISBN: 979-958-49-1685-3 (Colombia)
Cuerpo vivo que va
cantando y otros poemas (Colombia 2021)
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libro Aquí
Pintura: Juan Manuel Blanes, “Los dos caminos”.
viernes, 14 de mayo de 2021
ENTREVISTA EN “TU RADIO" (VALENCIA-ESPAÑA)
Queridos amigos, aquí les comparto la entrevista que me realizó el periodista cultural Dionisio Domínguez Medina, en su programa “La hora de la verdad”. Esto fue el miércoles 12 de mayo de 2021, a las 2:00 p. m. Saludos cordiales.
CHARLANDO CON LOS ESTUDIANTES DE COMUNICACIÓN SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
Queridos amigos, aquí les comparto la charla que tuve con los estudiantes de la Prof.ª Johanna Marcela Rozo, pertenecientes al primer semestre de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona - Colombia. Esto fue el miércoles 28 de abril de 2021, a las 10:00 a. m. Saludos cordiales.
jueves, 13 de mayo de 2021
Poesía: Alumbramiento
(Poema tomado del libro Cuerpo vivo que va cantando y otros poemas)
Alumbramiento
Hay que tener buena mano
y estar dispuesto a la gracia
dejarse seducir por el misterio
guardado en la caída de una hoja
porque así es el secreto
del hijo que te engendra.
Hay que guardar la calma
cuando todavía es sueño
y vive en los ocultos
dominios de la sangre
hasta que sea una forma
compuesta de palabras
descansando en un verso
gozando de la luz.
Fernando Chelle
·
Editorial: PALABRA ESCRITA; 1 edición (11 de marzo de 2021)
· ISBN-13: 979-8720612207 (EEUU)
· ISBN: 979-958-49-1685-3 (Colombia)
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Pintura: Agonía de la creación, de Leonid Pasternak.
sábado, 8 de mayo de 2021
UNA LECTURA ENRIQUECIDA DEL ARTÍCULO “EL PAÍS DE LAS MUJERES POETAS”, DE JOSÉ LUIS DÍAZ GRANADOS
En el Teatro
Adolfo Mejía de la ciudad de Cartagena de Indias (miércoles 22 de agosto de
2018). De izquierda a derecha, los escritores: Sandra Pinzón, Fernando Chelle,
José Luis Díaz Granados y Delfín Sierra Tejada.
Desde el Mar Caribe, hasta una orilla del Río
de la Plata
Conferencia brindada en la Corporación
Universitaria Autónoma de Nariño, de Cartagena de Indias, el miércoles 22 de
agosto de 2018, en el marco del XVI Parlamento Internacional de Escritores [1]
Por Fernando Chelle
Muy
buenas tardes para todos, para mí siempre es un gusto poder saludarlos y
también poder compartir parte de mi trabajo literario aquí en el Parlamento
Internacional de Escritores de Cartagena.
Tuve
el gusto de conocer al escritor José Luis Díaz Granados a finales de septiembre
del año pasado en el municipio de Chiquinquirá. Allí tuvo lugar el XXXVIII
Encuentro Internacional de Escritores, ese gran evento literario que año a año
organiza nuestro común amigo el periodista y escritor Raúl Ospina Ospina. La
primera ocasión en la que tuvimos oportunidad de intercambiar algunas palabras
con José Luis, fue en un café que se encuentra justo enfrente del parque
principal de Chiquinquirá, donde está esa iglesia tan importante para los
católicos colombianos. En esa mesa de Café también nos acompañó el escritor
Efraín Vergel Alarcón, presidente actual de la Academia Tolimense de la Lengua.
Como era algo de esperarse, nuestra conversación enseguida tomó el rumbo de la
literatura. Uno de los temas al que hizo referencia José Luis, al enterarse de
que yo era un escritor uruguayo, fue al de la poesía femenina uruguaya. Me
comentó que siempre le había llamado la atención la cantidad de mujeres poetas,
y de buenas poetas, que había dado un país tan pequeño como el Uruguay. Y me
contó que tanto le había llamado la atención ese tema, que en una oportunidad
había escrito un artículo titulado “El país de las mujeres poetas”, y que sí me
interesaba, fácilmente lo podía encontrar en Internet.
Por
supuesto que una vez que retorné a Cúcuta, luego de que finalizara el evento
literario de Chiquinquirá, me puse a buscar, y encontré, el escrito al cual
José Luis se había referido en esa charla, aquella tarde fría y gris de septiembre.
Y es precisamente de ese artículo literario de José Luis Díaz Granados, del
cual les voy a hablar la tarde de hoy. Porque se trata de un escrito que me va
a permitir como conferencista, desarrollar una doble intencionalidad, por un
lado, exaltar la figura de José Luis Díaz Granados como un escritor que no
solamente ha escrito poesía y ficciones narrativas sino que además ha sido un
gran estudioso de la literatura latinoamericana; y por otro, lado me va a
permitir poder compartir con todos ustedes una serie de referencias que el
autor hace a lo largo de ese texto, que yo estoy convencido de que son
fundamentales, no sólo para la literatura uruguaya sino para la gran literatura
que se ha escrito desde este continente.
En
el artículo, publicado por la revista mexicana “Círculo de poesía” el 16 de junio de 2012, antes de centrarse en
las figuras más representativas de la poesía femenina uruguaya, Díaz Granados,
hace referencia a tres aspectos destacables de la literatura del país. En
primer lugar, menciona a los escritores uruguayos más conocidos
internacionalmente, luego, a los que de alguna manera marcaron la historia de
la literatura uruguaya y, finalmente, se refiere al extraño aporte que Uruguay
hizo a la historia de la literatura francesa. Dentro de los escritores más
conocidos internacionalmente nombra, en primer lugar, a Juan Carlos Onetti, el
novelista más grande que ha dado Uruguay a lo largo de toda su historia, autor
de El pozo, La vida breve, Los adioses,
El Astillero, Juntacadáveres, entre tantas otras obras, el creador de Santa
María, esa ciudad imaginaria donde habitan tantos magníficos personajes.
Continúa
con Felisberto Hernández, el cuentista más original que ha dado el país, esa
originalidad, ese no parecerse a nadie, en un principio llevó a que este autor
haya sido infravalorado por aquellos que, como dijo Ángel Rama, se creen los
dueños de la cultura, los que sin que nadie sepa con qué autoridad o
conocimiento decretan lo que es buena o mala literatura. Lo cierto es que luego,
para reivindicar a este autor, llegaron voces como la de Italo Calvino,
diciendo que Felisberto era un especialista dentro de la cuentística
latinoamericana, Julio Cortázar, quien dijo que todo lo maravilloso y oscuro
del mundo se encuentra en la obra de Felisberto, y entre otras muchas, voces
como la de Gabriel García Márquez, quien expresó que, de no haber leído a
Felisberto, nunca hubiese llegado a ser el escritor que fue.
Luego
menciona a Mario Benedetti, un hombre de letras que incursionó en todos los
géneros literarios, conocido fundamentalmente por su poesía, en sus dos grandes
líneas temáticas, la poesía amorosa y la social, pero que también nos dejó
novelas como La tregua, El cumpleaños de Juan Ángel y libros de
cuentos como Montevideanos y esa obra
de teatro, imprescindible, titulada Pedro
y el Capitán.
El
último escritor referido, dentro de los escritores uruguayos más conocidos
internacionalmente es Eduardo Galeano, otro gran intelectual latinoamericano
que influyó como pocos en los diferentes movimientos políticos y sociales que
se han dado a lo largo de América Latina y el mundo, con obras trascendentales
como Las venas abiertas de América Latina
y Memoria del fuego, entre otras.
Dentro
de los escritores que de alguna manera marcaron la historia de la literatura
uruguaya, Díaz Granados comienza refiriéndose a Juan Zorrilla de San Martín,
conocido como el poeta de la patria, creador, entre otras muchas obras, de esa
epopeya nacional llamada a Tabaré,
obra que cuenta la historia de amor entre un indígena y una mujer blanca y que
tiene como telón de fondo la guerra entre charrúas y españoles a finales del
siglo XVI. Continúa con José Enrique Rodó, el máximo representante del
modernismo en Uruguay, escritor de varias obras entre las que se destacan
fundamentalmente, Ariel y Motivos de Proteo. Se refiere también a
Florencio Sánchez, padre del teatro moderno rioplatense, creador de obras como M'hijo el dotor, Barranca abajo, El desalojo,
entre otras tantas. Se cierra la referencia a escritores históricos, con el más
grande de los cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos, el señor
Horacio Quiroga. Muchos serían los libros que podría recomendar de él, pero
bueno, creo que, haciendo referencia a Cuentos
de Amor de locura y de muerte, ya sería suficiente.
De
los poetas uruguayos que influenciaron la literatura francesa, por cuestiones
de tiempo, haré referencia únicamente a Isidore Ducasse, más conocido como El
conde de Lautréamont, el creador de los famosos Cantos de Maldoror, que tanta importancia tuvieron dentro del
movimiento surrealista. Recordemos aquí el manifiesto de André Bretón de 1942,
donde se cita la famosa frase del canto VI de Los cantos de Maldoror, esa que dice: “Bello como el encuentro
fortuito, en una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas”.
Pero
no todo termina aquí, dice José Luis Díaz Granados, y ahora citó textualmente
el artículo del escritor colombiano: “Uruguay se destaca por poseer un extraño
y hermoso privilegio, es el país que más mujeres poetas ha producido en el
planeta con respecto a su tamaño geográfico y demográfico, y teniendo en cuenta
la alta calidad de sus obras”.
Se
nombran, a lo largo del artículo que me ha servido como base para esta
conferencia, más de veinte poetas mujeres de enorme calidad. Con la injusticia
que implica cualquier tipo de selección, yo voy a elegir las tres que creo son
las voces femeninas más importantes de la literatura uruguaya, y las elegiré no
para comentarlas o referenciarlas como he hecho con los demás autores, sino que
voy a elegirlas para leerlas y precisamente con la lectura de un poema de cada
una de estas tres grandes poetas, culminare mi conferencia.
María Eugenia Vaz Ferreira (1875-1924)
Invocación
Oh
noche embriagadora
hecha
de soledad y de desesperanza,
que
brindas en tu copa de azabache y de estrellas
sobre
la tierra ardiente en quietud derramada.
Noche
de las delicias mudas y negativas
de
que gozan los muertos vivos como fantasmas,
abrochando
en la sombra su carnal vestidura
marchita
de enflorar la fiesta meridiana.
Noche,
noche infinita, rincón de los olvidos,
perdón
de penitentes que nunca hicieron nada
más
que cargar a solas el pesado madero
sobre
la ligereza cautiva de sus alas...
Te
espero día a día
para
esconder mis horas en la paz de tu lápida,
cuando
las ondas vivas su vibración aquietan
bajo
la fuerza ignota de atávicos nirvanas,
y en
invisibles soplos
el
numen secular su inspiración levanta
del
fondo de los tiempos para siempre extinguidos,
aunque
la rueda cósmica traiga sus añoranzas.
Yo
no sé lo que dice tu boca abierta y muda
al
que doró su tienda con oro de esperanza,
pero
yo sé que sabes con amorosa ciencia
tenderte
suavemente sobre el alma cansada.
Tu
voz dice en silencio tu eternidad futura;
la
rúbrica del "Fin" está en tu obscura mancha,
aunque
a besarte vengan en sus carros sonoros
con
sus aureolas rubias las doncellas del alba.
Todavía
los mundos
relucen
en la bóveda de tu urna sagrada;
un
viejo tesorero se ha dormido en los tiempos
y ha
olvidado en tu fondo sus últimas alhajas...
Dale
a los benditos que todavía sueñan,
tus
áureas lentejuelas y tu hostia de plata,
y a
mí, que te deseo inextinguible y única,
dame
la eternidad de tu silencio, oh Hermana.
Delmira Agustini (1886-1914)
Explosión
¡Si
la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero
más vida para amar! Hoy siento
que
no valen mil años de la idea
lo
que un minuto azul de sentimiento.
Mi
corazón moría triste y lento...
Hoy
abre en luz como una flor febea.
¡La
vida brota como un mar violento
donde
la mano del amor golpea!
Hoy
partió hacia la noche, triste, fría...
rotas
las alas, mi melancolía;
como
una vieja mancha de dolor
en
la sombra lejana se deslíe...
¡Mi
vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi
vida toda es una boca en flor!
Juana de Ibarbourou (1892-1979)
Vida garfio
Amante:
no me lleves, si muero al camposanto.
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna
fuente”
A flor de tierra, amante. Casi sobre la
tierra,
donde
el sol me caliente los huesos, y mis ojos,
alargados
en tallos, suban a ver de nuevo
la
lámpara salvaje de los ocasos rojos.
A flor de tierra, amante. Que el tránsito así
sea
más breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por volver hacia arriba,
por sentir en sus átomos la frescura del
viento.
Yo
sé que acaso nunca allá abajo mis manos
podrán
estarse quietas.
Que
siempre como topos arañarán la tierra
en
medio de las sombras estrujadas y prietas.
Arrójame
semillas. Yo quiero que se enraícen
en
la greda amarilla de mis huesos menguados.
¡Por
la parda escalera de las raíces vivas
yo
subiré a mirarte en los lirios morados!
Dice
José Luis Díaz Granados al final de su artículo “El país de las mujeres
poetas”: “Estoy seguro de que en las antologías de la novísima poesía del
Uruguay abundan las mujeres con textos maravillosos. En fin, algo muy especial
debe tener un territorio tan pequeño para que en él habiten quienes a un mismo
tiempo son poetas y poemas”.
Muchas
gracias, José Luis, y muchísimas gracias también a todos ustedes.
Cartagena de Indias, 22 de agosto de
2018
[1] El Parlamento Internacional
de Escritores de Cartagena de Indias, desde el año 2014, viene exaltando la
vida y la obra de diferentes escritores colombianos. En el año 2018, uno de los
escritores homenajeados fue, precisamente, José Luis Díaz Granados, hecho que
motivó la escritura del presente artículo.
miércoles, 5 de mayo de 2021
CUERPO VIVO QUE VA CANTANDO Y OTROS POEMAS, EL NUEVO POEMARIO DE FERNANDO CHELLE
Un paseo vespertino por los jardines del Sur
En esta ocasión voy a
hablar de un libro de poesía, Cuerpo
vivo que va cantando y otros poemas, de Fernando Chelle, editorial PALABRA ESCRITA, Cúcuta, Colombia, 2021.
Por Jorge Meléndez Sánchez
A este escritor lo
conocí por sus trabajos lingüísticos, sus análisis literarios, en los cuales
entré a terciar como prologuista, a plena satisfacción suya y mía. Sólo nos
conocemos por medio de esa clase de emanación que se produce en Internet y en
la hermandad de la búsqueda de la felicidad por la palabra.
Fernando, ferviente
buscador de mundos en el Caribe colombiano, se ha dado a conocer, no sólo en la
Costa Caribe, sino en las diferentes regiones del país, donde, con su lucidez, ha
dado lustre a distintos eventos literarios.
Es el autor de las
obras de carácter ensayístico: El cuento
fantástico en el Río de la Plata (2015), Las otras realidades de la ficción (2016), El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016), Cadencias que el aire dilata en la sombra
(2018), Palabra en el tiempo (2019) y
Algo así como un misterio (2020). A
estas obras deben sumárseles, un libro de cuentos titulado SPAM (2017), y Curso general
de lectoescritura y corrección de estilo (2014), una obra de carácter
didáctico.
En el terreno de la
poesía, le preceden al poemario que acaba de publicar, los libros Poesía de los pájaros pintados (2013), Muelles de la palabra (2015) y Las flores del tiempo (2018).
Su último trabajo
poético, Cuerpo vivo que va cantando y
otros poemas (2021), es una obra que contiene el poemario más reciente (Cuerpo vivo que va cantando), acompañado
de una selección de textos de todos los poemarios anteriores, de ahí el
complemento del título “y otros poemas”.
Como prologuista de
dos libros de Fernando Chelle, uno sobre la poesía de Antonio Machado, Palabra en el tiempo (2019), y otro
sobre la poesía de Federico García Lorca, Algo
así como un misterio (2020), no puedo dejar de percibir la marcada
influencia en el uruguayo de estos dos poetas españoles. A Antonio Machado lo
veo ya desde ese título vital y esperanzador que tiene el poemario. Lorca
también está presente en algunas imágenes, aunque en menor medida. Pero sí hay
algo que Chelle comparte, de alguna manera, con estos poetas protagónicos de
las dos generaciones poéticas más importantes de la literatura española, el
carácter anfibio en las temáticas de muchas de sus poesías. Porque de alguna
manera están corriendo por los versos de Chelle, las aguas, no sólo de su Río
Negro y de su Río de la Plata, sino también las del caudal hídrico del Río
Guadalquivir, y del Río Duero. Pero claro, a estas aguas deberíamos sumarles
también las de la Depresión momposina, las del Río Zulia y también las del
Pamplonita. Ríos, estos últimos, de frontera, porque este es un poeta que
parece destinado a vivir cercano a las fronteras, ya sea en Uruguay como en
Colombia, y esto, que puede ser interpretado como un simple accidente vital, en
la obra de un poeta puede estar marcando una impronta distintiva.
Entonces, pasamos a
referenciar la doble circunstancia del hombre y la naturaleza, para la mirada
poética, expresión que en todo momento se cumple como regularidad esencial. Ser
y naturaleza son condiciones básicas, tal como las descubrió el Romanticismo y
tal como las proyecta la experiencia ajena, la de los antecesores. En el caso de
este último poemario de Chelle, la naturaleza es una constante, uno de los
grandes motivos recurrentes que está presente en una gran diversidad de textos.
Comenzando por las referencias ya aludidas al Río Negro, el que aparece casi
siempre acompañado de la luna, un elemento que podría tener reminiscencias
lorquianas, aunque la luna de Chelle no tiene nada de mítica ni de flamenca.
Sirvan como ejemplo textos como Fascinación
nocturna:
Como una misteriosa ofrenda
de plata
fluyendo en el oscuro rumor
del agua viva
allí, donde se mese el
secreto de los juncos
en una geometría anárquica
de sombras,
viertes la blanca ambrosía
de las ranas.
O como Luna sentimental:
Sobre el lago azul de los
misterios
tiemblan lejanos el silencio
y la luz
y el tiempo y el espacio de
lo bello
es el alma de plata de lo
eterno.
También es el caso de Las entrañas y el tiempo:
Bajo el lomo de brillante
pez nocturno
más allá del pecho líquido y
sin ramas
tiembla el espejo del
tiempo.
Y de Poeta en la noche junto al Río Negro:
Este tajo de luz donde igual
se mecen la noche y las chalanas
y en sus entrañas líquidas
tiemblan de frío las estrellas
es un verso celestial,
aunque sea Negro.
En su cuna de tiempo, de
rayo que no cesa en las orillas
duerme llena la luna, con su
caracol de plata
y su huella de espejo
destrozado.
Es muy significativa
la presencia del río, casi únicamente en la noche. Porque contrario a estos
cantos nocturnos, se podría decir con certeza que gran parte de la poesía de
Chelle es más que nada una poesía del día, la suya, como la de Machado, es una
poética de la tarde y del atardecer. Veamos algunos poemas que así nos lo
muestran, como, por ejemplo, el titulado Sueños
del atardecer:
Los últimos arreboles son
aquí una promesa de descanso
un gris desde el celeste
sobre el arte nuevo de algunas casas…
Melancólicas huellas de una
luz que se marcha
que se esconde en el sueño
de las ventanas…
Miremos el titulado Ocaso en los jardines:
La ebriedad del día en los
jardines
es la bruma morada del
crepúsculo
un instante de gloria
fugitiva
desde lo alto cayendo entre
las hojas,
una pacífica guerra de color
hacia la sombra ´
hacia el sueño final que
supone la noche.
El que lleva por
título Tarde mística:
La ebriedad del firmamento
sin estrellas
hoy ha caído con todos sus
colores,
tiembla sobre los árboles
dormidos
y arrastra perfumada su
silencio
sobre el suspiro de las
flores calmas.
Hay un lenguaje vespertino
confundido
sintonizado extrañamente con
el alma
un cortejo puro y armónico
hacia la noche
hacia el encuentro divino de
las llamas.
El que se titula, tan
significativamente, La hora de las
chicharras:
Mi sombra no es más que un
grito silencioso
escapando de la tarde que me
habita
una delgada imagen que se
arrastra sin rostro
crece y se dilata como el
poema que contengo
como el verso que vive en
plena tarde.
En fin, los ejemplos
se podrían multiplicar. Es en las tardes, y es en los patios, donde transcurre
fundamentalmente la poesía de Cuerpo vivo
que va cantando. Un patio que no es único, y que quizá ni si quiera se
trate de un patio verdadero, sino de los patios continuados de la infancia,
como parece quedar claro en el texto Continuidad
de los patios:
¿Será que todas las
infancias son recuerdos de un patio
vasto como la noche y más
largo que la vida?
En mi verde infancia,
los patios de la memoria se
continúan
y llegan hasta esta página…
De más está decir que
esta evocación de los solares, con sus tardes cargadas de flores y de colores
está atravesada por la melancolía. Por eso indiqué al comienzo de este estudio
que Chelle tiene mucho más de Machado que de Lorca. Y por supuesto que las
posibles influencias no debemos reducirlas únicamente a estos dos autores, pero
este es el enfoque que yo he decidido darle al escrito, porque es una forma de
dialogar con lo que ya expresé en otros trabajos, donde el poeta se ocupa de
los vates mencionados.
De Machado, decía, es
también esa reconstrucción melancólica que hace la voz poética utilizada por
Chelle de un pasado, que bien podríamos comparar con lo que el poeta nacido en
Sevilla calificó como “pasado apócrifo”, ese pasado que no necesariamente se
corresponde con los hechos reales sino que tiene más que ver con la poetización
(de más está decir que subjetiva) que hace el poeta de sus recuerdos. Dentro de
estas poesías de carácter, llamémosle, melancólico o, si se quiere nostálgico,
encontramos textos como el titulado, precisamente, Pasado apócrifo:
En
una patria azul partida por un río
con
jardines floridos y tardes embriagadas
hay una falsa casa donde habita mi infancia.
Es una construcción de la nostalgia
una
ficción con algo de verdad
donde todos los patios continuados
son el mismo gran patio del misterio.
O
el poema Calles de mi barrio:
Las
arterias de piedra de la Italia chica
brillantes
como los peces
siempre
desembocan en el río.
Allí,
entre verdes islas
de
chalanas mecidas en la orilla
nunca
he sido profeta.
Sin
embargo,
los
altos pinos al final del pueblo
donde
se hamaca la postrera sombra
sabrán
un día de mis cansados huesos,
como
los eucaliptus hoy saben de mis versos
y yo
de su fragancia que no tiene fronteras.
Nunca
he podido irme de la piel
que
sujeta pecho, sueño y palabra
de
un poeta del Sur.
Para cerrar, creo que
el otro gran pilar sobre el que se sostiene esta obra es el metapoético, es
decir, el constituido por esos textos que reflexionan sobre el propio acto
poético. Entre ellos podríamos citar al que lleva por título Atrevimiento:
No sé de este llamado de
palabras,
de esta resurrección
apócrifa de roídas imágenes
con la que reconstruyo la
vida que más quiero…
También al que se
titula El tiempo es el ahora:
Este es el tiempo de Homero
y también el de Bécquer
porque el himno gigante y
extraño
siempre es presente
ya que todas las voces se
vuelven un ahora.
El significativo y
diciente Alumbramiento:
Hay que tener buena mano
y estar dispuesto a la
gracia
dejarse seducir por el
misterio
guardado en la caída de una
hoja
porque así es el secreto
del hijo que te engendra.
Hay que guardar la calma
cuando todavía es sueño
y vive en los ocultos
dominios de la sangre
hasta que sea una forma
compuesta de palabras
descansando en un verso
gozando de la luz.
O el bello poema que
lleva por título El ruiseñor:
Sólo busco encausar las olas
bajo el cielo
en noches estrelladas o a
plena luz del día.
Cuando la espuma estalla al
fondo de mi pecho
y no existe en el mundo
dique que la contenga
canto como los pájaros y
hablo como las hojas
siempre en un verso libre
porque soy como el viento.
Celebro la publicación
de este poemario e invito a su lectura. Se trata de una obra esencial, muy bien
escrita, con una voz lírica que parece venir de otros tiempos y que evoca
también la presencia de otros lugares y otros seres humanos, esos que han
quedado prisioneros en la memoria y en los terrenos misteriosos de la
literatura.