martes, 2 de febrero de 2016

CLARICE LISPECTOR Y EL CUENTO (II)


El no-estilo del mundo interior
Escritora brasileña de origen judío nacida en Ucrania. Una de las narradoras más importantes del siglo XX en su país y en su lengua. Segunda entrega de un trabajo que recorre su biografía, su obra, sus cuentos, su estilo, y analiza literariamente uno de sus relatos más representativos: Felicidad clandestina
Por Fernando Chelle
“Una mirada de mujer, quizá también una escritura de mujer. Clarice Lispector hincó en el mundo su mirada de mujer inteligente, capaz de captar las mínimas sensaciones, los mínimos detalles y de saber que nada, por pequeño o banal que parezca, carece de importancia. El mundo de lo cotidiano, de lo sin historia, que ha sido durante siglos el mundo de la mujer, puede proporcionar innumerables sorpresas, basta con saber mirar y entender esos signos de una realidad subyacente”.
                                                                                                                 Elena Losada Soler
El presente artículo es una continuación del trabajo iniciado en el número anterior de vadenuevo, sobre la escritora brasileña nacida en Ucrania, Clarice Lispector (Chechelnik, Ucrania, 10 de diciembre de 1920 - Río de Janeiro, Brasil, 9 de diciembre de 1977). Analizaré literariamente el cuento titulado Felicidad clandestina, relato con que se abre el libro homónimo, publicado en la ciudad de Río de Janeiro en el año 1971.
El tema central del cuento gira en torno a la maldad, el sufrimiento moral y la humillación que soporta una niña por parte de una compañera de colegio. La antagonista del relato, una niña gorda, baja, pecosa y de busto enorme, llevada por la envidia, no solo a la protagonista, sino a todas las otras niñas del colegio, emprende una especie de venganza sádica, mezquina y perversa,  gracias a la posesión de un libro ansiado por la protagonista. Esta, a su vez, soporta la humillación y gracias a la constancia y la mediación de la madre de la antagonista, termina venciendo y tomando posesión del ansiado libro.
La estructura del cuento se inscribe dentro de lo que se podría denominar una forma clásica, a saber, comienzo, nudo y desenlace. En un primer momento, la narración se centra en la presentación de los dos personajes principales del cuento, en primer lugar la niña antagonista y luego la protagonista y narradora del relato. También en este primer momento, se adelanta lo que va a ser el centro de interés del segundo momento; el préstamo de libros y el sadismo que se va a ejercer a partir del deseo de la niña de disfrutar de un libro en particular. El segundo momento, el más extenso, se centra en lo que ella llama la “tortura china”, consistente en la búsqueda reiterada del ofrecido préstamo de la obra Las travesuras de Naricita, de Monteiro Lobato. La irrupción de la mamá de la dueña del libro en el relato y su actitud frente a la situación que se estaba viviendo, dará lugar al tercer momento y al desenlace de la acción. El momento final, se centrará en las experiencias vividas por parte de la protagonista, a partir de la posesión de la tan ansiada obra. 
UNA MIRADA AL ARGUMENTO Y ALGUNOS COMENTARIOS
Es un cuento en el que se percibe un fuerte componente autobiográfico. Si bien es cierto que la ficción literaria goza de todas las libertades que los autores quieran darle, no hay duda de que esa niña mona, delgada y alta es la propia Clarice Lispector cuando vivió en la ciudad de Recife. Este es un relato que muestra la infancia como una etapa de exploración y descubrimiento, de preparación para la vida. Refiere, por un lado,  a la esperanza de la protagonista por obtener el libro, y por otro lado, a la envidia de la niña antagonista, quien humilla y mortifica a su compañera por el simple hecho de considerarla más bella. El comportamiento envidioso y perverso de la antagonista, hace que emprenda una especie de venganza contra ella, como representante de esas niñas estilizadas y bonitas tan diferentes a ella misma:
“Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos chatas (...) Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, altas, de cabello libre”.
La antagonista hija del librero, tiene a su favor el poseer un libro deseado por la narradora, quizá la propia Clarice, Las travesuras de Naricita de Monteiro Lobato, una obra clásica de la literatura infantil brasileña. Con la promesa de prestar el libro, ejercerá toda su maldad, mezquindad y sadismo con la única finalidad de generar humillación y sufrimiento moral. Comienza por decirle que pase por su casa que le prestará el libro, pero pasan días y días y siempre hay una excusa diferente para que el préstamo no se concrete. La perversidad de la hija del librero, radica en el goce que experimenta al humillar y mortificar a la otra niña.
“El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico (...) Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin faltar ni uno”.
Vemos como la protagonista, si bien es consciente de la tortura a la cual la están sometiendo, termina yendo con cierto entusiasmo en busca del libro una y otra vez, aunque lo único que recibe son respuestas negativas. El amor a la lectura la hace soportar la humillación, pero al final las circunstancias dan un giro positivo y se ve beneficiada. Un día, la madre de la niña antagonista, que ha visto reiteradamente la presencia de la otra en la puerta de su casa, después de pedir explicaciones, toma consciencia del juego perverso que estaba llevando adelante su hija. Para castigarla, y a la vez premiar a la otra, le entrega el libro, para que lo tenga todo el tiempo que quiera.
"el tiempo que quieras" es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.”
Esto es algo espléndido para la víctima del chantaje, significa que no hay restricciones ni limitaciones de ningún tipo. Sin embargo, a diferencia de lo que todos seguramente  pensábamos que la niña iba  a hacer, ponerse a leer de inmediato la obra, ella decide postergar la lectura y disfrutar simplemente de la posesión del libro como objeto. Prefiere jugar con las emociones que le despierta un manejo dilatado de la lectura, no tiene apuro, el libro lo tendrá todo el tiempo que quiera. El relato finaliza sin que la protagonista haya leído la obra, la lectura se transforma para ella en un placer secreto, en una felicidad clandestina. Por otra parte, este cuento, que muestra la infancia como una etapa de exploración y descubrimiento, de preparación para la vida, termina con un párrafo que muestra una especie de superación de la niñez, un tránsito hacia la madurez sexual de la niña protagonista:
“A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro: era una mujer con su amante”.


Artículo publicado en la revista digital Vadenuevo www.vadenuevo.com.uy. Febrero de 2016. Disponible: aquí 


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