El no-estilo del mundo interior
Escritora
brasileña de origen judío nacida en Ucrania. Una de las narradoras más
importantes del siglo XX en su país y en su lengua. Segunda entrega de un
trabajo que recorre su biografía, su obra, sus cuentos, su estilo, y analiza
literariamente uno de sus relatos más representativos: Felicidad
clandestina
Por Fernando Chelle
“Una mirada de mujer, quizá también una escritura de mujer. Clarice
Lispector hincó en el mundo su mirada de mujer inteligente, capaz de captar las
mínimas sensaciones, los mínimos detalles y de saber que nada, por pequeño o
banal que parezca, carece de importancia. El mundo de lo cotidiano, de lo sin
historia, que ha sido durante siglos el mundo de la mujer, puede proporcionar
innumerables sorpresas, basta con saber mirar y entender esos signos de una
realidad subyacente”.
Elena Losada
Soler
El presente artículo es una
continuación del trabajo iniciado en el número anterior de vadenuevo, sobre la
escritora brasileña nacida en Ucrania, Clarice Lispector (Chechelnik, Ucrania,
10 de diciembre de 1920 - Río de Janeiro, Brasil, 9 de diciembre de 1977).
Analizaré literariamente el cuento titulado Felicidad
clandestina, relato con que se abre el libro homónimo, publicado en la
ciudad de Río de Janeiro en el año 1971.
El tema central del cuento gira en
torno a la maldad, el sufrimiento moral y la humillación que soporta una niña
por parte de una compañera de colegio. La antagonista del relato, una niña
gorda, baja, pecosa y de busto enorme, llevada por la envidia, no solo a la
protagonista, sino a todas las otras niñas del colegio, emprende una especie de
venganza sádica, mezquina y perversa,
gracias a la posesión de un libro ansiado por la protagonista. Esta, a
su vez, soporta la humillación y gracias a la constancia y la mediación de la
madre de la antagonista, termina venciendo y tomando posesión del ansiado
libro.
La estructura del cuento se inscribe
dentro de lo que se podría denominar una forma clásica, a saber, comienzo, nudo
y desenlace. En un primer momento, la narración se centra en la presentación de
los dos personajes principales del cuento, en primer lugar la niña antagonista
y luego la protagonista y narradora del relato. También en este primer momento,
se adelanta lo que va a ser el centro de interés del segundo momento; el
préstamo de libros y el sadismo que se va a ejercer a partir del deseo de la
niña de disfrutar de un libro en particular. El segundo momento, el más
extenso, se centra en lo que ella llama la “tortura china”, consistente en la
búsqueda reiterada del ofrecido préstamo de la obra Las travesuras de Naricita, de Monteiro Lobato. La irrupción de la
mamá de la dueña del libro en el relato y su actitud frente a la situación que
se estaba viviendo, dará lugar al tercer momento y al desenlace de la acción.
El momento final, se centrará en las experiencias vividas por parte de la
protagonista, a partir de la posesión de la tan ansiada obra.
UNA
MIRADA AL ARGUMENTO Y ALGUNOS COMENTARIOS
Es un cuento en el que se percibe un
fuerte componente autobiográfico. Si bien es cierto que la ficción literaria
goza de todas las libertades que los autores quieran darle, no hay duda de que esa
niña mona, delgada y alta es la propia Clarice Lispector cuando vivió en la
ciudad de Recife. Este es un relato que muestra la infancia como una etapa de
exploración y descubrimiento, de preparación para la vida. Refiere, por un
lado, a la esperanza de la protagonista
por obtener el libro, y por otro lado, a la envidia de la niña antagonista,
quien humilla y mortifica a su compañera por el simple hecho de considerarla
más bella. El comportamiento envidioso y perverso de la antagonista, hace que
emprenda una especie de venganza contra ella, como representante de esas niñas
estilizadas y bonitas tan diferentes a ella misma:
“Ella
era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento.
Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos chatas (...)
Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba
caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía odiar esa niña a
nosotras, que éramos imperdonablemente monas, altas, de cabello libre”.
La antagonista hija del librero, tiene
a su favor el poseer un libro deseado por la narradora, quizá la propia Clarice,
Las travesuras de Naricita de Monteiro Lobato, una obra clásica de la
literatura infantil brasileña. Con la promesa de prestar el libro, ejercerá
toda su maldad, mezquindad y sadismo con la única finalidad de generar
humillación y sufrimiento moral. Comienza por decirle que pase por su casa que
le prestará el libro, pero pasan días y días y siempre hay una excusa diferente
para que el préstamo no se concrete. La perversidad de la hija del librero,
radica en el goce que experimenta al humillar y mortificar a la otra niña.
“El
plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico (...) Y
así seguimos. ¿Cuánto tiempo?
Yo iba a su casa todos los días, sin
faltar ni uno”.
Vemos como la protagonista, si bien es
consciente de la tortura a la cual la están sometiendo, termina yendo con
cierto entusiasmo en busca del libro una y otra vez, aunque lo único que recibe
son respuestas negativas. El amor a la lectura la hace soportar la humillación,
pero al final las circunstancias dan un giro positivo y se ve beneficiada. Un
día, la madre de la niña antagonista, que ha visto reiteradamente la presencia
de la otra en la puerta de su casa, después de pedir explicaciones, toma
consciencia del juego perverso que estaba llevando adelante su hija. Para
castigarla, y a la vez premiar a la otra, le entrega el libro, para que lo
tenga todo el tiempo que quiera.
"el
tiempo que quieras" es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede
tener la osadía de querer.”
Esto es algo espléndido para la
víctima del chantaje, significa que no hay restricciones ni limitaciones de
ningún tipo. Sin embargo, a diferencia de lo que todos seguramente pensábamos que la niña iba a hacer, ponerse a leer de inmediato la obra,
ella decide postergar la lectura y disfrutar simplemente de la posesión del
libro como objeto. Prefiere jugar con las emociones que le despierta un manejo
dilatado de la lectura, no tiene apuro, el libro lo tendrá todo el tiempo que
quiera. El relato finaliza sin que la protagonista haya leído la obra, la
lectura se transforma para ella en un placer secreto, en una felicidad clandestina. Por otra parte, este cuento, que muestra
la infancia como una etapa de exploración y descubrimiento, de preparación para
la vida, termina con un párrafo que muestra una especie de superación de la
niñez, un tránsito hacia la madurez sexual de la niña protagonista:
“A
veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el
regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro:
era una mujer con su amante”.
Artículo publicado en la revista digital Vadenuevo www.vadenuevo.com.uy. Febrero de 2016. Disponible: aquí
.
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