Acercamiento a un soneto trascendental en la historia de la poesía
Antes de abordar literariamente este poema trascendental para la
historia de la poesía, sobre todo la del siglo XX, haré una breve referencia a
su autor y al libro al que pertenece.
Charles
Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, traductor y
crítico de arte francés del siglo XIX, al que se podría catalogar como el más
claro precursor del movimiento simbolista. El poema Correspondencias, texto que funciona como una poética dentro de la
obra baudeleriana Las flores del mal, marcó un camino, no solo para los simbolistas, sino también
para las diferentes vanguardias que
transformaron, a partir de sus concepciones estéticas, la lírica que heredarían los poetas del siglo XX. Como crítico de
arte, Baudelaire era muy conocido en el París de su época, su obra Salón de 1845 fue muy bien recibida por
sus contemporáneos. El año 1846, también tuvo su Salón, donde se destacó y se lanzó a la fama la discutida obra del
pintor moderno Delacroix. También se destacan dentro de su obra, dos
publicaciones póstumas; Curiosidades
estéticas y El arte románico, donde se reúnen todos sus trabajos de crítica
literaria. Pero no solo a la crítica de la
literatura y la pintura se dedicó Charles Baudelaire, sino también a la
crítica musical, donde se destacan sus trabajos sobre la obra de Richard
Wagner.
Entre sus influencias literarias más claras, se debe mencionar, al
autor norteamericano Edgar Allan Poe, a quién tradujo al francés y en quién
veía una síntesis de vanguardia. Otro autor que lo influyó fue Hoffman, aunque
en lo que respecta a su obra artística narrativa, Baudelaire solo escribió una
novela La Fanfarlo de 1847 y apenas
algunos esbozos de obras teatrales.
Las flores del mal (1857), se titula el
libro donde aparece el poema Correspondencias.
En un comienzo, fue un libro muy discutido por la sociedad francesa de la
época, se lo tildó de ofensivo a la moral e incluso Baudelaire llegó a ser
procesado luego de la publicación. En 1861, vio la luz la segunda edición con
treintaicinco poemas nuevos, cabe destacar que el libro abarca prácticamente
toda su obra poética. La edición definitiva de esta obra se publicó en 1868
(edición póstuma) donde aparecen algunos poemas que habían sido censurados.
El libro se encuentra dividido de la siguiente manera: una introducción,
que implica al poema Al lector y cinco
partes; Esplín e ideal, Cuadros parisinos, El vino, Flores del mal y Rebelión. También encontramos en el libro, una
conclusión titulada La muerte.
Sería interesante
brindar un informe detallado de cada una de las partes del libro, esto
resultaría sumamente enriquecedor, pero es algo que excede a las pretensiones
del presente artículo. Sirva lo expuesto hasta aquí, para que el lector se haya
hecho una idea del contexto que rodea a la poesía con la que voy a trabajar.
CORRESPONDENCIAS
La natura es un templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras;
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos
que lo observan atentos con familiar mirada.
Como muy largos ecos de lejos confundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la claridad,
perfumes y colores y sones se responden.
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como praderas,
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,
que la expansión poseen de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del alma y los sentidos.
Comenzaré el estudio de
este poema por la parte formal. Correspondencias es un soneto, estructura
clásica italiana practicada por los poetas del Dolce stil novo, por Dante Alighieri entre otros. Esta estructura
formal, que en las letras en nuestra lengua fue introducida por los poetas
Boscán y Garcilaso de la Vega, consta de dos cuartetos y dos tercetos, con
versos endecasílabos y rima consonante o perfecta. Baudelaire decidió utilizar en su soneto versos alejandrinos, y es indudable la musicalidad
que presenta el poema en francés, virtud que se pierde al ser
traducido. Esta referencia a la parte formal del poema es importante también
para ver como en Baudelaire convergen varias corrientes poéticas ya que la
atención a la forma, a la perfección estructural era un principio parnasiano y
que no todos los simbolistas posteriores respetaron, es más, era algo que solían
transgredir.
Este poema, es el que
de alguna manera abre el libro Las flores
del mal, ya que el poema del comienzo titulado Al lector, como ya dije, funciona como una introducción. Es
importante el lugar que ocupa dentro del libro, porque va a funcionar como una
poética de lo que se verá en las páginas que lo siguen y que tanta importancia ha
captado hasta el día de hoy.
El tema del poema ya
está planteado en el título, son las correspondencias que el poeta va a
encontrar, a establecer, entre los distintos aspectos que hacen a la naturaleza
del hombre. Existen correspondencias entre el mundo material y el mundo
espiritual, la función del poeta es irlas descubriendo, captando, traduciendo.
Comencemos por los primeros versos:
La natura es un templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras
Es importante, para
analizar este primer verso que dará cuerpo a todo el poema, reparar en la
concepción religiosa panteísta de Charles Baudelaire. Como sabemos, los
panteístas no creen en un Dios creador separado de la naturaleza humana, sino
que ven al creador en todas las cosas del universo, Dios está en todo, de ahí
el adjetivo en su forma neutra pan
(todo) y el sustantivo teísmo (Dios).
El poeta, como hijo de ese Dios que intentará interpretar en su multiplicidad
de lenguajes, comienza diciendo que la naturaleza es un templo. Si reparamos en
el significado primario de la palabra templo, como edificio de carácter
religioso, como lugar donde se adora a Dios, como la casa de Dios, no es de
extrañar que Baudelaire en su carácter de panteísta nos diga que la naturaleza
es un templo, Dios está en todo y por ende la casa de Dios es la naturaleza
misma. Resulta que la naturaleza está compuesta por multiplicidad de manifestaciones
vitales, las que sostienen ese templo, los
vivos pilares, dentro de los cuales entraríamos nosotros, los seres humanos,
pero también los árboles, los ríos, en fin, todas las manifestaciones vitales
que hacen a la existencia. El problema radica, en que cada pilar que compone la
naturaleza tiene su propio lenguaje, de ahí que por momentos para el hombre
suelen ser confusos los lenguajes distintos al suyo, pues bien, la función del
poeta será ir interpretando en la diversidad esas confusas palabras. Por eso es por lo que se nos continúa diciendo:
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos
que lo observan atentos con familiar mirada.
El mundo entonces es
ese bosque de símbolos por donde el
hombre pasa y el cual tendrá que interpretar. Esta labor la realiza con
suficiencia un hombre que se destaca de los demás por su exquisita
sensibilidad, el poeta. La familiar
mirada, radica, en que los hombres también somos pilares del templo,
familiares en una creación panteísta del árbol y del río para continuar con los
ejemplos ya dados.
Como muy largos ecos de lejos confundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la claridad,
perfumes y colores y sones se responden.
Este segundo cuarteto
muestra con un claro hipérbaton, ya que la frase está de forma desordenada, la
manera en que se da esa correspondencia. Es que detrás de todos los lenguajes
diversos hay una correspondencia que lleva a un equilibrio universal, donde se
manifiesta la grandeza de la creación. El eco,
de por sí se caracteriza por ser un sonido difuso, pero todavía aquí el
poeta nos dice que son más de un eco y que aún se confunden. Hay una intención
por parte de Baudelaire, de mostrar lo difícil e intrincada que es esa
conjunción de lenguajes diversos en una unidad, por eso es por lo que la tilda de tenebrosa no porque cauce miedo, sino
por su oscuridad, por su dificultad. Los dos versos que cierran el cuarteto
intentan mostrar, por un lado, la característica de la correspondencia
universal, y por otro, los elementos del mundo sensible que la componen.
La unidad abarca toda
la creación, todo está perfectamente diseñado y tiene su lugar, de ahí que sea vasta como la noche como la claridad, comparación
antitética que no deja nada fuera de su alcance. La correspondencia se da, nos
dice el poeta, entre perfumes, colores y
sones. Ya aquí están sentadas las bases del simbolismo, o acaso no es
cierto que haya perfumes frescos, colores violentos, sonidos dulces, perfumes
que sugieren recuerdos tristes o alegres, en fin, un mundo de correspondencias
subterráneas que este genial poeta nos enseñó a descubrir.
Los tercetos finales se
ocuparán de desarrollar el tema que se ha planteado en estos dos cuartetos y
son de una belleza inigualable, veamos:
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como praderas,
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes
Al comenzar el análisis,
dije que las correspondencias se establecían no solo en el mundo sensible, sino
que abarcaban también el mundo espiritual. En el caso del primer verso de este
terceto, vemos como, de forma magnífica, el poeta logra establecer una
correspondencia entre el mundo de los sentidos y los conceptos morales. Ya hay
una mezcla con respecto a los sentidos, veamos, lo fresco está relacionado con
el sentido del tacto no del olor, pero quién puede negar que haya perfumes
frescos. Lo notable es el elemento comparante, carne de niños, que seguramente todos coincidiríamos en que es fresca,
pero por qué, porque no está corrupta, no ha sido contaminada, por eso es
fresca, pero esta frescura está vinculada al mundo de lo moral, de los valores
y no de los sentidos.
También existe una
metonimia, donde aparece el oboe como dulce, cuando si algo es dulce no es el
propio instrumento sino el sonido que emana de él. También vemos como a un
sonido, que pertenece al sentido de la audición, se lo vincula al sentido del
gusto. Hay también en el terceto una comparación que es literal, verdes como praderas, aunque se le da al
perfume un color, o sea se lo ubica en el terreno del sentido de la vista. Esta
comparación, da paso a los otros perfumes, a los corrompidos, ricos y triunfantes, a aquellos que son fruto de la
mano del hombre y que tanto me recuerdan a ese terrible personaje que nos dejó
de forma tan fantástica Patrick
Süskind, hablo de Jean Baptiste Grenouille, el protagonista de El perfume.
que la expansión poseen de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del alma y los sentidos.
Este último terceto
cierra la idea de las correspondencias, apuntando al infinito, a esos perfumes
que cantan los transportes del alma, los transportes hacia el mundo espiritual,
columna vertebral de toda esta magnífica obra.
Fernando Chelle
Artículo publicado en el periódico El Libertador N° 19 ISSN 2011-3560 (publicación oficial de la Universidad Simón Bolívar, Extensión Cúcuta). Diciembre de 2012, página 19. Disponible aquí: http://issuu.com/usimon/docs/periodico_el_libertador_edicion_19/3?e=7079573/1160858