martes, 16 de abril de 2019

Entrevista del diario Acción, de Mercedes, Uruguay (16 de abril de 2019)


DESDE SU MERCEDES NATAL AL PAÍS CAFETERO
Escritor Fernando Chelle: Pasión por la literatura


Acción en la REGIÓN. Con asiduidad publicamos colaboraciones del escritor mercedario FERNANDO CHELLE, quien reside en Cúcuta (Colombia). Debió ser lo primero, presentar de quién se trata. Hoy la tecnología nos permite un contacto directo con Fernando, él allá en tierras cafeteras, nosotros en Mercedes, su solar natal.
- Contanos, Fernando, para comenzar, sobre tu vida en Mercedes antes de radicarte en Colombia.
Nací allí en Mercedes, el 14 de noviembre de 1976. El primer lugar donde viví fue en la calle Cerrito 260, que fue el primer domicilio que tuvieron mis padres después de casarse. Allí viví hasta los cinco años y luego me mudé, también dentro del Barrio Oeste, a la casa que está ubicada en De Castro y Careaga y 21 de septiembre, donde pasé gran parte de mi vida y donde viven mis padres hasta el día de hoy. Mi existencia en Mercedes transcurrió dentro de los parámetros de la normalidad. Como tantos niños mercedarios, comencé a socializarme con otros desde el jardín. Hoy en día hay una diversidad de instituciones que brindan esa formación prescolar, en la época de mi infancia creo que estaba únicamente el Jardín de Infantes N.º 109, y allí fue donde concurrí. En el transcurso de mi vida allí, hice un montón de actividades, que creo fueron y son comunes a muchos mercedarios contemporáneos y de diferentes épocas; jugué al futbol y al basquetbol en el Club Atlético Racing (los partidos de futbol eran todos los domingos en el Parque Don Bosco), practiqué judo en el Instituto Samurái,  jugué a la paleta en el Centro Pelotaris, fui a clases de guitarra, de dactilografía, de computación, fui a ver futbol a las distintas canchas, basquetbol, en alguna oportunidad fui al Velódromo Leonel Rocca, al SADAM a mirar alguna carrera, al Hipódromo Viera y Benavidez, al Mauá, a la Biblioteca Eusebio Giménez, paseé por la rambla, por el centro y por los distintos barrios, me bañé en las distintas playas, pesqué en diferentes escolleras, bailé en los distintos clubes y discotecas, fui al carnaval, en fin, actividades todas de nuestra idiosincrasia. La educación primaria la cursé en la Escuela N° 4, la secundaria en el Liceo N° 2 Luis Alberto Zanzi y luego viajé a Montevideo para cursar la educación terciaria en el Instituto de Profesores Artigas. El último lugar donde trabajé no fue precisamente en Mercedes, aunque sí en Soriano, esto fue en el año 2010, cuando trabajé en la ciudad de Dolores, en el Liceo Dr. Roberto Taruselli. Desde el año 1998, que cubrí una suplencia en el Liceo N° 3 Prof. Gregorio Cardozo, mi vida en Mercedes estuvo vinculada al dictado de las clases de literatura, aunque también en algún momento trabajé en el comercio de mis padres, en el Kiosco Bariloche. Trabajé, además de en esos lugares que referí; en el liceo José María Campos, en el liceo de la ciudad de Cardona y en el de José Enrique Rodó. También trabajé en otros liceos en Canelones y en Montevideo, como también estudié en otros lugares aquí en Colombia, pero bueno, ese ya sería otro tema, de forma muy resumida, lo más importante referente a mi vida en Mercedes, antes de venirme a Colombia, es lo referido a acción
- ¿Cómo se originó tu vínculo con Colombia?
Nunca existió, en mi vida en Uruguay, ningún vínculo con Colombia. Claro que conocía algunos escritores colombianos y estaba enterado, a grandes rasgos, de las principales características de la cultura colombiana, pero no existía nada que me uniera, ligara o conectara a este país. Esto fue así, hasta que conocí allá por el año 2010, a la que hoy en día es mi esposa. En abril de 2011, yo viajé a Bogotá, luego me trasladé a Cúcuta y aquí finalmente me casé y me terminé radicando”.  
- ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la literatura? 
A la edad en que uno va abandonando la niñez y va entrando a la adolescencia yo comencé a leer ávidamente. No es algo muy común en los individuos verse seducidos por la lectura en esa etapa de la vida, pero en el caso mío fue así. En mi familia no hubo escritores, pero sí lectores y artistas. Antes de convertirme en lector y por supuesto en escritor, los libros ya me inquietaban. Mi bisabuela paterna, Ester Larrea, fue una gran lectora. Siendo niño, yo la veía leer, comprar libros, intercambiarlos con sus amigas, y me imaginaba que efectivamente algo atrapante tenía que haber en esas páginas para que formaran una parte tan importante de su vida. Ella fue la que me indujo a la lectura cuando yo ya comenzaba a abandonar el terreno de la niñez, primero con su ejemplo y luego con gran cantidad de préstamos y regalos literarios. Pero, antes de convertirme en escritor, o al menos antes de pretender una finalidad estética o artística con la palabra, no solo estuvo presente en mi vida la lectura, sino que también disfruté de la literatura a partir de la oralidad. Mi abuelo materno, Jorge Eusebio Pujolar, en su juventud fue murguista. Las letras de murga, que recordaba y me cantaba mi abuelo, fueron quizá el primer acercamiento que yo tuve al lenguaje con una finalidad artística. De manera que cuando me acerco a la literatura escrita, cuando comienzo a leer los libros de mi abuela, empiezo a reconocer en los textos ese tratamiento diferencial, no cotidiano, estético, que se le daba a la palabra en las canciones que me cantaba mi abuelo.  Y así fue, si bien es cierto que, en la escuela, uno conoce una gran cantidad de autores, sobre todo uruguayos, mi entrada de lleno al mundo literario se da a través de la lectura de los libros de mi bisabuela. En esa época, con poco más de doce años, comencé a leer autores como García Márquez, Dostoievski, Vargas Llosa, Quiroga, Cervantes y muchos más. De ahí en adelante, la pasión por la literatura no me abandonó.
Como escritor, mis primeros textos relativamente serios, donde yo sabía que estaba haciendo un trabajo literario, son del año 1994. De manera que por lo menos pasé seis años de ser un lector constante de mucha literatura, antes de incursionar en el terreno de la escritura. De ahí en más no he dejado de escribir, tampoco de leer, pero realmente tomé conciencia de mi función como escritor hace unos seis años, cuando finalmente me decidí a publicar. Antes, mi vínculo con la escritura era muy esporádico, ni siquiera pensaba en que mis textos iban a ser publicados y que la gente me iba a leer. A partir de la publicación del 2013, fue cuando comencé a escribir de forma más sistemática, cuando experimenté un cambio psicológico en lo que respecta a mi vínculo con la escritura”. 
- ¿Qué condiciones prefieres o necesitas para escribir?
Nada fuera de lo normal. Simplemente estar tranquilo y en lo posible no tener interrupciones. Suelo escribir bien temprano en la mañana y bien tarde en la noche, que son los momentos del día donde generalmente está todo más calmo y donde no estoy ocupado en otros compromisos laborales. Prefiero escribir en el patio de mi casa, en el corredor, ese es mi lugar preferido, porque aquí el clima es muy caluroso todo el año, y ese es un lugar fresco. Pero trato de no imponerme condicionamientos, si tengo que escribir a otras horas diferentes a las que referí, como también en otro sitio diferente al patio, lo hago sin dificultad.
- ¿Cuáles son los libros que has publicado?
Tengo nueve libros publicados, Poesía de los pájaros pintados (2013); Curso general de lectoescritura y corrección de estilo (2014); El cuento fantástico en el Río de la Plata (2015); Muelles de la palabra (2015); Las otras realidades de la ficción (2016); El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016); SPAM (2017); Las flores del tiempo (2018) y Cadencias que el aire dilata en la sombra (2018).
- Fernando, tú escribes poesía, cuentos, ensayos y también te dedicas a la crítica literaria ¿Por qué tantos géneros diferentes?
Yo personalmente me considero un escritor, no un poeta, un narrador o un crítico literario. Un escritor, que ha escrito poesía, cuentos y también ensayos literarios. Alguien al que le gusta experimentar en los distintos terrenos de la literatura. Mi primer vínculo con la escritura fue con la poesía, después surgieron los cuentos y también los ensayos. Esos análisis y comentarios literarios, en un principio surgieron de mi pasión como lector, los escribía casi como una necesidad imperiosa de decir algo sobre lo leído, ahora los sigo escribiendo para difundirlos en diferentes medios y después los publico en forma de libro. La génesis de obras como El cuento fantástico en el Río de la Plata, Las otras realidades de la ficción, El cuento latinoamericano en el siglo XX y Cadencias que el aire dilata en la sombra, ha sido esa.  Todos son libros que contienen artículos, en principio difundidos en revistas y portales literarios de diferentes países.
- ¿Cómo crees que inciden las redes sociales en la literatura? ¿Juegan a favor o en contra?
Juegan, definitivamente, a favor. No pasa lo mismo con la escritura corriente, la escritura que tiene una finalidad meramente comunicativa. Porque allí lo que se ven son respuestas rápidas, prácticas, donde la parte estilística del lenguaje, la sintaxis e incluso la ortografía pasan a segundo plano. Los usuarios de las distintas redes sociales, pero sobre todo Facebook y Twitter, no se detienen a corregir lo escrito, y así es frecuente encontrar en los textos, todo tipo de anomalías, incluso en textos de personas con un nivel de alfabetización superior, que nunca se hubieran permitido escribir así en una carta manuscrita. En los chats, por ejemplo, es frecuente que las personas mantengan una comunicación con cuatro contactos a la vez, lo que exige leer rápido y contestar rápido, transgrediendo constantemente las normas básicas de la escritura. Esta rapidez exigida, también lleva a que el lenguaje se abrevie, o el escritor recurra a emoticones, que no son otra cosa que íconos que transmiten estados de ánimo sin tener la necesidad de escribir. Pero en lo que respecta a la literatura, las redes sociales inciden de forma positiva. Sirven como un medio de difusión valiosísimo, son muchos los autores que han aprovechado las redes sociales para promocionar sus libros. En mi caso, a esto lo he hecho desde mi página de autor, no tanto desde mi Facebook personal, porque no quiero resultar apabullante ante muchos contactos que no están vinculados al mundo literario. Pero es indudable que las redes sociales, son plataformas que permiten, no solo la promoción, sino también la interacción con los lectores de todos los rincones del mundo. Son sitios donde confluyen autores, lectores, críticos literarios y editores. Se comentan y critican las obras, se intercambian recomendaciones, lo que lleva a que se descubran nuevos títulos y autores y esto es positivo por donde se lo mire. No nos podemos olvidar del papel trascendental que juega en la actualidad la blogosfera, en lo que respecta a la difusión literaria. Un blog, es una herramienta digital formidable para los escritores. Es un espacio público y privado a la vez, donde se pueden difundir no solo materiales textuales, sino que se pueden incluir fotos, audios y videos. También la crítica literaria, en la actualidad ha encontrado un espacio cada vez mayor en la blogosfera, que se ha convertido en un espacio alternativo real a los suplementos y medios periodísticos tradicionales. Yo tengo mi propio blog, se llama PALABRA ESCRITA. Allí se encuentra todo mi trabajo.
- ¿Para qué sirve la poesía?
Si vinculamos el verbo servir, a lo meramente utilitario o práctico, seguramente tendría que responder que la poesía no sirve para nada. Pero en la vida no solo “sirve”, lo que tiene una finalidad práctica dentro de concepciones materialistas. Están aquellos aspectos que se vinculan con lo que verdaderamente mueve a los seres humanos: la expresión de las emociones, los sentimientos, el conocimiento o el deslumbramiento ante la belleza, el horror, lo maravilloso, en fin, una cantidad de aspectos con que la poesía trabaja, y que son el material fundamental de su contenido. Claro que esta expresión de aspectos, vinculados a la intimidad del hombre, no son solo propiedad de la poesía, se ven también en otras manifestaciones artísticas. Pero la poesía, creo yo, penetra en territorios de la intimidad del individuo como ninguna otra manifestación artística.  Desde esta perspectiva, la poesía, abre puertas al conocimiento e intensifica la conciencia, transitando por caminos artísticos, alternos a los de la racionalidad o la lógica. Creo que la poesía en ocasiones tiene aspectos casi mágicos, y expresa cosas que el poeta ni siquiera intuía. La poesía, si bien comparte con otras manifestaciones literarias el estar hecha de palabras, suele trascender las meras palabras. Esto ya es algo que se tiene que sentir, que no es fácil de explicar y que por supuesto hay gente que no lo siente. Esto último me lleva a decir que la poesía, no es un lenguaje que le “sirva”, para usar el verbo de la pregunta, a todas las personas, pero para algunas, entre las que me incluyo, suele ser como un bálsamo que nos ayuda a vivir y a tratar de ser mejores.
- Contanos sobre los premios y reconocimientos que has obtenido.
He tenido la dicha de recibir unos cuantos premios, ya van cerca de veinte, entre cuento, poesía y ensayo. Entre ellos podría destacar: el Premio Nacional de Ensayo Literario, recibido en Colombia en el 2017, del mismo año, el VIII Premio Internacional de Poesía Caños Dorados, que se otorga en Córdoba, España; el Premio Internacional a la Investigación, que recibí el año pasado en Argentina por un estudio sobre Julio Cortázar, el mismo que se publicó aquí en acción; el Premio a la Excelencia en Periodismo Cultural, recibido también el año pasado, en Colombia, y finalmente, el más reciente, el Premio Internacional Sacra Leal de Poesía 2018, que me lo otorgaron en Alicante, España, el 23 de febrero de este año.
- ¿Cuál es el mayor tesoro de tu biblioteca?
Tesoros como primeras ediciones de obras importantes, o algún libro firmado por un autor como Jorge Luis Borges, por ejemplo, no tengo ninguno. Mis tesoros literarios, están vinculados a lo puramente afectivo y no tienen un valor monetario. Tengo unos cuantos, pero si me tuviera que quedar solamente con uno, elegiría el Diario de viaje de Montevideo a Paysandú, de Dámaso Antonio Larrañaga. Es un libro que leí junto a mi abuelo y por esa razón tiene para mí un alto valor afectivo.
- ¿Estás trabajando en una nueva obra?
Sí, estoy trabajando en tres proyectos. En el segundo libro de cuentos, que va a ser muy diferente al primero, en lo que respecta a las temáticas y al estilo; el cuarto poemario, que de alguna manera va a ser una continuidad temática del anterior; y finalmente, estoy trabajando en mi quinto libro de ensayos, que creo que será el primero de estos tres proyectos en concretarse, una obra sobre la poesía de Antonio Machado que llevará por título Palabra en el tiempo.
- Muchas gracias, Fernando, por entender nuestra intención y comunicarte con acción a través de la distancia
El agradecido soy yo con acción, un medio de comunicación histórico, que ha sido un pilar en la información y en la comunicación de nuestra ciudad. Un diario en el cual, desde hace un tiempo, también, tengo la fortuna de participar como columnista. Saludos cordiales a la distancia.


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