sábado, 13 de octubre de 2018

Discurso de recepción. MIEMBRO DE HONOR, Academia Tolimense de la Lengua

A continuación, les dejo un video con lo que fue mi discurso de recepción, como "Miembro de Honor" de la Academia Tolimense de la Lengua. Biblioteca Darío Echandía, Ibagué, 5 de octubre de 2018.




DISCURSO DE RECEPCIÓN

Importancia de la escritura
(Fragmento del prólogo del libro: “Curso general de lectoescritura y corrección de estilo”, Colombia, 2014)

La Real Academia de la Lengua Española nos dice que escribir: es “representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie”.
Las técnicas de escritura han tenido características particulares en las distintas épocas históricas y en las diferentes culturas, pero independientemente de las diferencias que han presentado, lo que las caracteriza es que son una herramienta de comunicación.
A lo largo de la historia el hombre tuvo la necesidad de darse a entender, de expresar sus sentimientos, su imaginación y de transmitir conocimientos a las generaciones venideras.
En un principio, dominar las técnicas de escritura fue privilegio exclusivo de unos pocos, hubo que esperar al Renacimiento y con él a la llegada de la imprenta, para que la escritura comenzara a masificarse y empezara a jugar un rol fundamental en el desarrollo social, estableciéndose como un vehículo imprescindible de expresión humana. 
Hoy en día (y desde hace ya un buen tiempo) estamos viviendo el establecimiento masivo de la escritura, basta mirar a nuestro alrededor para ver la gran cantidad de publicaciones que podemos encontrar, a esto debemos sumar toda la prensa y textos escritos presentes en Internet que, si bien es un medio de comunicación completamente híbrido donde encontramos las más diversas manifestaciones comunicativas, la escritura sigue teniendo una importancia capital.
En la inmensa mayoría de los ámbitos laborales, no solo los profesionales, un buen manejo de la escritura resulta ser imprescindible. Dominar las técnicas de escritura, además de ayudarnos a desenvolvernos con idoneidad en nuestras tareas, funciona como un valor agregado a las aptitudes que podamos tener.
El aprendizaje de la escritura, no se produce de forma tan natural, como sucede con la palabra hablada. Para escribir correctamente el individuo debe adquirir las normas que comprende el código escrito, como también poseer un cierto grado de desarrollo intelectual. Escribir supone estructurar el razonamiento, ordenar la temática que queremos expresar para hacerlo de forma adecuada, todo esto implica procesos mentales más complejos que el del habla, pero eso nos permite dejar un registro documental del desarrollo de nuestro pensamiento.
Dominar el código escrito supone manejar correctamente reglas de redacción, de gramática, pero resulta que en la actualidad estos dominios están en posesión de una minoría de personas, aquellas que son lectoras de libros y los que suelen escribir con frecuencia, el ciudadano común parece no reparar en el valor de esta herramienta que le permitirá expresar sus ideas, analizar y argumentar su saber y su cultura.
En las sociedades que muestran poco interés por la lectura, la escritura suele ser deficiente, mientras que aquellas personas que suelen ser lectoras habituales generalmente no presentan problemas para escribir. Pero, lamentablemente, resulta que no es precisamente el hábito de la lectura lo que prevalece hoy en la sociedad. Sobre todo, los sectores más jóvenes, se han visto seducidos por la tecnología aplicada a la comunicación, y en la gran mayoría de los nuevos sistemas comunicativos, que se caracterizan por ser utilitarios y pragmáticos, suelen economizar la parte lingüística.    
La expresión adecuada, la redacción correcta, ha dejado paso a este tipo de manejo fragmentario y empobrecedor del código lingüístico, ya sea oral como escrito. Podemos ver en la actualidad como la lengua escrita se utiliza en forma corriente en los mensajes de textos, en los correos electrónicos y en otro tipo de comunicaciones vía internet, pero observamos como la expresión que se utiliza en estos formatos digitales no se condice con el código escrito y es un pasaje a la escritura del lenguaje oral. La oralidad y la escritura son dos códigos diferentes que el redactor debe saber diferenciar, de manera que el escrito no peque de incoherencias lógicas y sintácticas y que el vocabulario utilizado no resulte pobre y poco reflexivo.
Hasta aquí el fragmento
Quiero finalizar diciendo que, como discurso de recepción, a la honrosa distinción que hoy me confiere esta academia, que tanto propende a la preservación y enriquecimiento de nuestra lengua castellana, me pareció oportuno, en lugar de centrar mis palabras en la literatura, que es en definitiva lo que me apasiona y a lo que me dedico, extraer este pequeño fragmento del prólogo del libro “Curso general de lectoescritura y corrección de estilo”, porque se trata justamente de una obra que pretende, lo que en definitiva y a su modo pretenden las academias de la lengua, que es brindar las herramientas necesarias para que los hombres y mujeres hablantes de nuestra lengua, puedan dominar sus técnicas, y lleguen a expresarse de forma correcta, haciendo uso, tanto del lenguaje oral, como del lenguaje escrito. 

Fernando Chelle



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